domingo, 7 de febrero de 2010

Cuando la musicalidad y el fraseo nos trasladan al siglo XIX


Ayer, sábado 6 de febrero tuvo lugar el mencionado recital de piano a cargo de Javier Perianes. Un recorrido por el piano de la primera mitad del siglo XIX, donde Perianes destacó por su musicalidad, su fraseo y los múltiples colores tímbricos y matices que sacó al piano. La sala una maravilla, aunque el público en algunos momentos dejó mucho que desear (me parece imposible tardar 5 minutos de reloj en abrir un caramelo; en fin...)

Comenzó el recital con Robert Schumann (1810-1856) y sus Escenas de niños, op. 15; obra compuesta por 13 piezas de las que el propio Schumann dice: "...una visión de cabecillas infantiles parecía rodearme mientras las escribía". Cada pieza tiene su título, así algunas se llaman El caballo de cartón, El coco, Niño adormeciéndose... Perianes logró transportanos (al menos a mi) a nuestra más tierna infancia.

Continuó con Chopin (1810-1849) tocando la Berceuse en re bemol mayor, op. 57 que sirvió de enlace con la monumental Balada nº4 en fa menor, op. 57 , una de las últimas obras que escribió Chopin (la escribió en 1843 y murió en 1849). Destacaría de la interpretación el portentoso final, con mucha fuerza y energía.

La segunda parte incluía una sola obra, la Sonata nº 21 en si bemol mayor, D 960 de Franz Schubert (1797-1828). Sonata compuesta por cuatro movimientos donde el piano es como si cantara con el uso de melodías muy "cantabile". Destacar la interpretación del segundo movimiento (a pesar de la señora y su dichoso caramelo). Cuidadísimo el sonido y gran abanico de matices y caracteres para los distintos momentos del citado movimiento.

Pero la cosa no acabó ahí, ya que nos hizo un regalo. El nocturno nº 20 de Chopin, siguiendo con la línea del resto del programa. Muchos lo conoceis si habéis visto la película de Roman Polanski "El Pianista". La película empieza y acaba con esta pequeña joya de Chopin.

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